Pide que el camino sea largo, que muchas sean las mañanas de verano en que llegues -¡con qué placer y alegría! a puertos nunca vistos antes. Detente en los emporios de Fenicia y hazte con hermosas mercancías, nácar y coral, ámbar y ébano y toda suerte de perfumes sensuales, cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. Ve a muchas ciudades egipcias a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente. Llegar allí es tu destino, más no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguardar a que Itaca te enriquezca. Itaca te brindó tan hermoso viaje, sin ella no habrías emprendido el camino.pero nada tiene ya que darte. Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Itacas...
Fuente: C. P. Cavafis. Antología poética. Alianza Editorial, Madrid 1999.
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