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Cerebro espiritual

¿Qué entendemos por espiritualidad? ¿Puede el cerebro tener experiencias de naturaleza espiritual ó mística?  ¿Qué tiene que aportarnos la antigua sabiduría del Oriente al respecto? ¿Cual es la opinión de la ciencia? 

Francisco J. Rubia, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense,  especializado   en "Fisiología del Sistema Nervioso" y autor del libro "El cerebro Espiritual",  nos da su opinión al respecto: 

"Estoy convencido que con el tiempo tendremos que modificar palabras como materia, espíritu, etc., para crear otras nuevas que estén más de acuerdo con los resultados de la investigación científica. Muchas de ellas, como dice la filósofa estadounidense Patricia Churchland, pertenecen a lo que se llama “psicología popular”, pero que no son adecuadas hoy día".


El cerebro no es unicamente materia

cerebro
A la pregunta de si el cerebro es sólo materia, tengo que responder claramente que no. Experimentos realizados no hace mucho tiempo confirman que cuando se estimulan eléctrica o electromagnéticamente ciertas regiones cerebrales conocidas como el sistema límbico, o si quieren el cerebro emocional, se producen en el sujeto experimental experiencias espirituales e incluso experiencias místicas, que a mi entender son las experiencias espirituales más intensas.

A mi juicio, esto es de enorme importancia, porque significa que el cerebro, compuesto de materia consistente en células nerviosas, sus conexiones y las sustancias químicas que actúan como neurotransmisores, ese cerebro también es “espíritu” capaz de generar espiritualidad.

Cuando hablamos de espiritualidad la solemos asociar a la religión o a la religiosidad, pero esto es sólo en parte correcto, pues si es cierto que no se concibe la religión sin espiritualidad, sí se concibe, y de hecho existe, espiritualidad sin religión, como lo muestran lo que se han llamado “corrientes filosóficas”, como el budismo, el jainismo, el sintoísmo, el taoísmo, el confucianismo y algunos formas de hinduismo, que no tienen dioses y que, por tanto, no se consideran religiones.

Si la religión es espiritualidad, pero la espiritualidad no tiene por qué ser religión, entonces la espiritualidad es un concepto más amplio. Y ¿qué se entiende por espiritualidad?

¿Que se entiende por espiritualidad?

En las definiciones que se encuentran en los diccionarios encontramos un grupo que menciona el mismo término en la definición como “Espiritualidad es la cualidad de lo que es espiritual”. Y si buscamos la palabra espiritual encontramos: perteneciente o relativo al espíritu. Pero si vamos a la palabra espíritu, aún es peor, porque la definición de espíritu es: ser inmaterial y dotado de razón. Un ser inmaterial que, por definición, no tiene cerebro, ¿cómo puede tener razón? Estas definiciones no aclaran nada, aparte de ser incorrectas.

Un segundo grupo define la espiritualidad como un término antitético de la materialidad. Pero como estas definiciones están basadas en un dualismo materia-espíritu, entendiendo por espíritu algo inmaterial que controla el cuerpo físico, tampoco nos valen, por lo que decidí dar una definición más de acuerdo con mi propio pensamiento.

En el libro El cerebro espiritual he definido la espiritualidad de la siguiente manera: “El sentimiento o impresión subjetiva de alegría extraordinaria, de atemporalidad y de acceso a una segunda realidad que es experimentada más vívida e intensamente que la realidad cotidiana y que está producida por la hiperactividad de estructuras del cerebro emocional”.

Esta definición, que como todas las definiciones no suelen abarcar todo el fenómeno, sin embargo alude a algunas características típicas de muchas experiencias espirituales, desde las más simples, como puede ser la observación de la belleza, tanto en la Naturaleza como en las artes plásticas, la música que puede conmovernos profundamente, hasta las más intensas como son las experiencias místicas que han experimentado los místicos y los fundadores de todas las religiones.

Así pues, la espiritualidad es la conciencia de la consciencia límbica, dominante en la humanidad primitiva y compartida con el reino animal. Es una facultad mental más, como la inteligencia o el lenguaje, una proyección de lo que genera el cerebro, que puede o no conducir a la religión.

Por todo lo dicho es de suponer que la fons et origo de la espiritualidad y la religiosidad estaría en el sistema límbico, por lo que siempre existirá la espiritualidad que puede o no conducir a la religión. Como menciono en el libro El cerebro espiritual, estos hechos podrían transformar nuestra manera de ver las experiencias místicas, religiosas y espirituales en su conjunto. La conclusión podría ser que todas estas experiencias son proyecciones al exterior de lo que se genera dentro de nuestro propio cerebro. 

Tradicionalmente, cuando el ser humano se enfrentaba a fenómenos que no podía explicar de manera natural, recurría a entidades metafísicas o a seres sobrenaturales. Es de esperar que, como ha ocurrido en el pasado con la explicación que se daba de los eclipses o de las erupciones volcánicas, para poner sólo dos ejemplos, también ocurra lo mismo con los fenómenos que hemos descrito. Ha sido una constante en el ser humano atribuir cualidades humanas a los dioses. Yo aprendí en Alemania una frase que trata más o menos este tema y que dice: 

“Cuando en la oscuridad del bosque el hombre silba,
puede que ahuyente su miedo, pero no por ello va a ver más claro”.

Fuente: Francisco J. Rubia, 
en la presentación de su libro "El Cerebro Espiritual"

Editado por EduArmonia

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