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Atención y Espiritualidad

Resulta muy sorprendente la aficcion que tenemos a buscar el conocimiento de lo abstracto a traves de las definiciones que nos proporcionan los diccionarios pero ¿como podrían explicarnos con palabras aquello que solo puede ser conocido mediante la experiencia? Pongamos por ejemplo la palabra” espiritualidad”:

De acuerdo a la Wikipedia procede del latín spiritus y su defincion depende de la doctrina, escuela filosofica o ideologia que la trate, así como del contexto en que se utilice. Por su parte, la RAE, nos dice que se trata de un “conjunto de ideas referentes a la vida espiritual”. En conclusión nada que verdaderamente nos saque de nuestra ignorancia.

Ahora bien, cuando queremos conocer algo más concreto mediante la ayuda del diccionario como por ejemplo, la palabra “oído” encontraremos algo asi como: “sentido corporal que permite percibir los sonidos”. Y esto quizas nos dejará satisfechos pues en realidad no necesitamos que nos expliquen lo que ya conocemos por propia experiencia. Pero ¿qué decir de la espiritualidad?  ¿cómo tenemos la pretensión de saberlo mediante palabras? ¿podrían acaso proporcionarnos la experiencia? ¿No sería esto equivalente a pretender escuchar el silbido del viento con la vista?

Algunas personas consideran que Ralph Waldo Emerson, logró describrir la esencia de la espiritualidad con este poema:
Reir con frecuencia y amar mucho; ganarse el respeto de las personas inteligentes y el amor de los niños; conseguir la aprobación de críticos honestos; apreciar la belleza; dejar el mundo un poquito mejor con un niño más sano, un jardín más florido o una condición social más elevada; jugar y reir con entusiasmo y cantar con exultación; saber que por lo menos una vida pudo respirar más facilmente porque has vivido…

Hermosa reflexión ciertamente, sin embargo, creo que reconocer el espíritu ó la espiritualidad  que nos anima, necesariamente debe provenir por experiencia directa. Nos preguntamos ¿es posible? ¿Y cómo no ha de serlo si es la Esencia que nos anima a todos? Tal vez sólo sea cuestión de permanecer atentos, ¿no te parece?


Mayra Fuencisla Rodríguez

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