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Uno nunca se cura de su infancia

Fuente, Frank Araujo
Francisco de Vitoria ya decía en su Declaración de Derechos Humanos de 1520 que “El niño no existe por razón de otros, sino por razón de sí mismo”. Un niño no es un instrumento al que prostituir, abusar, adoctrinar o armar. “Nosotros no somos la fuente de los problemas, somos los recursos que se necesitan para resolverlos”

Así reza la declaración de la Sesión Especial de las Naciones Unidas en favor de la Infancia. Hay que cuidar esos recursos.  Un ejemplo ilustrativo de la importancia de estos esfuerzos es que de los ocho objetivos que las Naciones Unidas se comprometieron a lograr para el 2015, seis están directamente relacionados con los niños.

Los estudios sobre psicología infantil demuestran que en los cinco primeros años aprendemos más que en el resto nuestras vidas. En la infancia se encuentran las raíces de la inteligencia creativa y emocional. Así que invertir en educación significa invertir en desarrollo, en el futuro de cada país. Sin embargo, aún queda un 21% de la población infantil sin acceso a la enseñanza básica.

La educación sólo puede servir como complemento de una paternidad y maternidad responsables. La pobreza, la violencia en todas sus formas, y otras presiones sociales y económicas, a menudo minan la capacidad de las familias para dar apoyo a sus hijos. Por eso hace falta acabar con la ladrona que roba el sueño de los ojos del niño, como decía Tagore en su Luna Nueva. Esa ladrona se llama injusticia.

Los niños son utilizados como soldados, como trabajadores, como esclavos, puestos en venta para adopción legal o ilegal, y forzados a ejercer la prostitución y participar en pornografía. Cada día mueren 30,000 niños menores de cinco años a causa de enfermedades previsibles, más de 260 millones entre 5 y 17 años trabajan en condiciones miserables y más de 300.000 reciben el aberrante nombre de “niños soldados”. A ninguno de ellos le preguntaron primero si aceptaba su destino.

Cuenta una anécdota popular que un niño, en cuanto pudo hablar, dijo: “¿En qué lío me habéis metido?” Nadie le había pedido permiso para nacer. Cuando nacemos somos seres indefensos a los que se debe garantizar la supervivencia, la protección, la educación y la participación. Se trata de derechos humanos fundamentales que representan los pilares básicos para una infancia digna. Una infancia que es razón en sí misma y una necesidad vital para el funcionamiento del mundo. Sin niños no existe el futuro.

Los países desarrollados han sufrido un descenso preocupante en su natalidad. Eso no significa que la humanidad esté perdiendo su infancia. La infancia es africana, asiática, latinoamericana, la infancia es mestiza. En el futuro, el Norte va a tener que nutrirse de la inocencia interrumpida del Sur para subsistir y alimentar a su población envejecida, mantener sus sistemas de pensiones y cubrir las necesidades básicas.

La población infantil representa el 36% de la población mundial. Estamos hablando de la población de Europa, América Latina y América del Norte juntas. Esto hace que organizaciones como UNICEF promuevan cada vez con más fuerza la idea de una participación infantil. El objetivo es que los niños expresen su punto de vista sobre las cuestiones que les afectan. Muchos aún creen que las palabras de un niño no tienen valor porque no son conscientes, porque no son razonables. Sin embargo, un arquitecto puede ser enseñado por un niño en lo que respecta a construir castillos de arena.

La imaginación vuela de la mano de la inocencia. Y el futuro asienta sus raíces en la imaginación, porque sólo el que se puede imaginar el futuro puede poner los medios para construirlo. Sólo el niño tiene intacta esa capacidad de soñar, por eso es tan importante mantenerla y cuidarla, para que el futuro sea mejor e inocente de tantas injusticias. Para conseguirlo hacen falta medios y esfuerzos, hace falta un presente responsable que piense en el largo plazo, en cambiar el mundo no sólo en favor de los niños, sino con ellos, porque uno nunca se cura de su infancia.

Editado por EduArmonía

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