Aunque
nuestro conocimiento sobre física sea muy limitado a todos nos resulta familiar
la teoría de la relatividad explicada con la sencillez y claridad que tenía
Albert Einstein para develar lo muy intrincado a los neófitos. Considerado como
el científico más importante del siglo XX se basó en algunos postulados
sencillos investigados previamente por Henri Poincaré y Hendrik
Lorentz para deducir la famosa ecuación E=mc². Existe, sin embargo, otra
fórmula que Einstein supuestamente dió a conocer mediante una carta que
escribiera a su hija Lieserl, fruto de su primer matrimonio con con Mileva Maric.
En principio, poca divulgación se le hizo a la referida carta debido a que se consideró que no hay suficientes pruebas que permitan reconocer que realmente procede del puño y letra de Albert Einstein. Para otros, más confiados, representa un bello documento repleto de profundos y sinceros sentimientos. Como quiera que sea, he querido traerla al blog para que tú, lector, saques tus propias conclusiones, no sobre la autorìa de la carta sino sobre su contenido. Comienza de la siguiente manera:
Querida Lieserl:
Cuando
propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te
revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la
incomprensión y los perjuicios del mundo. Te
pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas,
hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico
a continuación.
Hay
una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha
encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas
las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el
universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es
el Amor
Cuando
los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más
invisible y poderosa de las fuerzas. El
Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad,
porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es
potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no
se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se
muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor. Esta fuerza lo explica todo y da
sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante
demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única
energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para
dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más
célebre. Si en lugar de E=mc² aceptamos que la energía para sanar el mundo
puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al
cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa
que existe, porque no tiene límites.
Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Lamento
profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha
latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para
pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y
que gracias a ti he llegado a la última respuesta!
Tu
padre, Albert Einstein.
Minutos de Reflexión:
Independientemente de que Albert Einstein haya sido ó no el autor de dicha carta, ¿qué opinas sobre su contenido? ¿es el amor la fórmula para transformar el mundo? ¿se necesita algo más? ¿que propones?
Minutos de Reflexión:
Independientemente de que Albert Einstein haya sido ó no el autor de dicha carta, ¿qué opinas sobre su contenido? ¿es el amor la fórmula para transformar el mundo? ¿se necesita algo más? ¿que propones?
Editado por EduArmonía
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