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¿Cómo percibimos a la Naturaleza?

Describimos nuestras percepciones y experiencias mediante el lenguaje desatando una serie de reacciones en nuestros interlocutores. Por ejemplo, ante algunos fenómenos y reacciones naturales es frecuente leer y oír ciertas expresiones  como: "La Naturaleza nos está pasando factura" o "la Naturaleza se está desquitando’’
Ante esta afirmación, inmediatamente  surge en nuestra mente la imagen de una Naturaleza cruel y vengativa. Algo muy diferente sucede cuando asumiendo nuestra propia responsabilidad decimos:
"Debido a nuestro equivocado proceder hemos afectado a la tierra y estamos experimentando las consecuencias"


Evidentemente no es la Tierra quien nos pasa factura. Es nuestra ignorancia y nuestra propia estupidez. En la Naturaleza no hay premios ni castigos, solo consecuencias. La manera como percibimos la Naturaleza determina nuestra manera de relacionarnos con ella. En general,  la educación  de la sociedades industriales nos ha enseñado a considerar a la Naturaleza como a una enemiga, como a una fuerza adversa y caprichosa  a la cual hay que conquistar y doblegar. Desde la infancia nos han advertido sobre  los peligros de la Naturaleza,  de los animales salvajes e incluso domésticos.

Nos han hablado de la violencia destructora de la Tierra,  de la  escasez, de los inconvenientes del mal tiempo, etc.  hasta tal punto que ya no confiamos más  en ella. Sin embargo, viendo las cosas desde una perspectiva más amplia,  lo que en principio pudiera parecernos malo, resulta en verdad necesario para mantener  el equilibrio. Por ejemplo,  la electricidad contenida en los rayos es necesaria para el mantenimiento de la vida. La lava de los volcanes fertiliza la Tierra. Los incendios ocasionales  en las praderas permiten  que germinen algunas semillas que de otro modo no lo harían. Queman la vegetación ya seca y en proceso de putrefacción, acaban  con ciertos  retoños arbóreos e  impiden  la entrada de especies vegetales intrusas que son menos tolerantes al fuego. A largo plazo, el fuego revitaliza las praderas.

También entre los animales hacen falta los depredadores para que el número de individuos de las distintas especies se mantenga en equilibrio.  Sin embargo, no todas las relaciones tienen que ver con comer o ser comidos. Existen también otros tipos de  relaciones de las cuales se derivan beneficios mutuos, como es el caso de  las colonias, la simbiosis y el  comensalismo. Debemos convencernos, mediante la experiencia personal,  de que la Naturaleza es afirmativa porque siempre  trabaja a favor de la Vida, del Equilibrio, de la Armonía y de la Belleza.

Maira Fuencisla Rodríguez

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