Se considera la adolescencia como aquella etapa de la vida
situada entre la niñez y la edad adulta y que se caracteriza por la inmadurez, la
rebeldía y la afirmación de la individualidad...
De acuerdo a G.
Stanley Hall, los adolescentes sufren de mucho estrés emocional debido a los fuertes
cambios psicológicos que se producen durante ese periodo de la vida, sin embargo desde el punto de vista de la
antropóloga Margaret Mead, dichas manifestaciones de inestabilidad emocional no
se producen tanto por cambios psicológicos inherentes a la adolescencia sino
que están determinados por motivos culturales. Fundamentó sus ideas en las
numerosas investigaciones que realizó en diferentes países, modos de vida y
costumbres.
Recuerdo la época en la cual dictaba Talleres de Autoestima a adolescentes. Siempre era un placer compartir con ellos. Llenos de sueños, de proyectos también tenían ya muchas heridas que se negaban a cicatrizar. A través de sus lágrimas se transparentaba el dolor que había surgido de la desaprobación, de las intolerancias y de la carencia de afecto en el hogar. Todo ello había socavado la seguridad y confianza en sí mismos.
Recuerdo la época en la cual dictaba Talleres de Autoestima a adolescentes. Siempre era un placer compartir con ellos. Llenos de sueños, de proyectos también tenían ya muchas heridas que se negaban a cicatrizar. A través de sus lágrimas se transparentaba el dolor que había surgido de la desaprobación, de las intolerancias y de la carencia de afecto en el hogar. Todo ello había socavado la seguridad y confianza en sí mismos.
Hoy me pregunto
qué habrá sido de ellos ¿qué derroteros habrán tomado? Tal vez ya tengan una
profesión, tal vez ya sean padres de familia. ¿Incurrirán en las mismas
omisiones de sus padres? ¿Repetirán en sus hijos sus dolorosas experiencias de
infancia?
Pensándolo bien,
tal vez ese “adolecer, esa carencia” atribuida a la adolescencia no sea propio unicamente
de una etapa de la vida, sino de todos nosotros que nos hemos ido desligando de
aquellas cosas que verdaderamente son importantes para sumergirnos en la
superficialidad y en el debilitamiento de sanos y fuertes lazos familiares. Acercarnos a los
niños, establecer una buena comunicación con ellos, brindarles afecto,
orientarlos para que aprendan a enfrentar por sí mismos sus dificultades es la
mejor garantía para su bienestar.
Maira Fuencisla Rodrìguez
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