Si consideramos al
sentido común como “la habilidad de
pensar y proceder como suele hacerlo la generalidad de las personas”
entonces tendremos que admitir que “dicho
sentido común” nos ha metido en muchos conflictos tanto individuales como
colectivos. Pero, ¿cual es el otro rostro del sentido común?
Si lo
consideramos como “la facultad de juzgar
razonablemente las cosas” tendremos
que aceptar que ó bien la razón no es suficiente para percibir el mundo en su
justa medida o bien que hemos ejercido
dicha facultad escasamente.
El colmo de la infelicidad radica en el empeño que tiene la humanidad en procurarse una vida miserable mediante el ciego servilismo ante todo tipo de poderes e ideologías que no guardan ninguna relación con el verdadero bienestar del ser humano.
Afortunadamente siempre es posible un giro de timón con una buena dosis de "discernimiento". Claro esta, sin embargo, que dicho propósito no tiene tantos fans como el football, el consumismo ó las modas de turno....
Maira Fuencisla Rodríguez
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