Cuando nos relacionamos ya sea con los amigos, la familia ó compañeros de trabajo, aunque todo marche bien, en la obscuridad siempre acechan egos vulnerables dispuestos a atacar a la más mínima sospecha de peligro. Es así como surgen las proyecciones para enfocar en los demás lo que no queremos ver en nosotros, las negaciones para ocultar nuestra responsabilidad, las justificaciones para salvar nuestro pellejo, y así un largo etc. Si bien los mecanismos de defensa nos ayudan a disminuir estados de ansiedad, cuando se hacen constantes se convierten en zona de peligro. El autoconocimiento consiste, entre otras cosas, en "darnos cuenta" de esos pequeños trucos del ego que, en vez de liberarnos, nos aprisonan cada vez más. Maira Fuencisla Rodríguez