
¿No hay acaso, en el óvalo de tu rostro, unos ojos con los que puedes mirar el mundo y asombrarte con la belleza de un amanecer, con la puesta del sol, con los colores, las formas y con los rostros amados?...¿No hay acaso también en tu rostro dos oídos con los que puedes escuchar el canto de los pájaros, las olas del mar rompiendo contra las rocas y las más hermosas palabras de amor? ¿Acaso no te muestra el espejo una boca con la que puedes cantar, sonreir, besar y relacionarte con tus amigos? ¿Y una nariz con la que puedes percibir el olor de la tierra mojada, la fragancia de las flores y el aroma del café caliente por las mañanas? Entonces, ¿cómo puedes decir que tienes un rostro feo?
Maira Fuencisla Rodríguez
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