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El Caleidoscopio de la Mente

Cuando era niña me encantaban los caleidoscopios por su constante frescura y renovación. Me bastaba con girarlos y en cada nueva vuelta obtenía formas tan diferentes e inesperadas que me parecían manifestaciones mágicas por su constante intercambio de formas y colores que secretamente ponían de manifiesto nuevas posibilidades y alternativas, nuevos escenarios... 


Después,  a medida que fuí creciendo tuve que poner atención a esas otras cosas tan aburridas que se suelen enseñar en las escuelas y que con frecuencia están muy divorciadas de la vida. Y así, sin darme cuenta, me olvidé de mis caleidoscopios y por consiguiente de la renovación y de la magia de la vida aunque, debo confesar, no todo estaba totalmente perdido pues siempre hay algún día para el despertar, aunque sea parcialmente. 

Y es así, como en cierta ocasión, decidí dedicarme a explorar un poco en el desván de mis creencias. Algunas de ellas, las primeras de mi infancia lucían ahora ennegrecidas y cubiertas de moho debido al transcurrir del tiempo que las había sustituido conforme la inocencia de los primeros años se desvanece por si misma.  Entrelazadas a estas  iniciales certezas estaban también las falsas opiniones que yo misma había construido en torno al mundo, a la naturaleza del ser humano y en torno a mí misma. Y por supuesto, ocupando un gran espacio, estaban todas aquellas que yo había tomado prestadas de la sociedad, de la cultura... 

Al punto de finalizar mi decidida exploración comprendí que no había diferencia alguna entre los caleidoscopios de mi infancia y los caleidoscopios de la mente.  ¡Son tan variados y cambiantes nuestros pensamientos, creencias y emociones que podríamos permanecer hasta el infinito observando su movimiento eterno. !Qué gran espectáculo y que gran responsabilidad!

Pero,  ¿Qué hacemos con ellos? ¿Qué realidades construimos? ¿El mundo está en crisis? ¿Prevalece la injusticia, la discriminación y el odio?  ¿Qué haremos cada uno de nosotros para girar nuestros “caleidoscopios individuales” y dar oportunidad a nuevas construcciones, a nuevas realidades? 
Como afirmara Krishnamurti, “nosotros somos el mundo” y por tanto éste es simplemente nuestro reflejo....

Maira Fuencisla Rodríguez

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