Generalmente, cuando tenemos que resolver una cuestión dificil de nuestras vidas o cuando experimentamos alguna herida emocional, solemos pensar sobre ello una y mil veces sin acertar a encontar la solución o el alivio necesario. Algunas veces encontramos momentaneas vias de escape que, en apariencia nos hacen sentir bien, pero que no cicatrizan definitivamente nuestro dolor ó intranquilidad. Y así, seguimos girando en torno a la misma rueda de la desesperanza. ¿Qué nos enseña la siguiente anécdota?
Se cuenta que, en cierta oportunidad, un filosofo se acercó a Buda y le hizo la siguiente pregunta:
¿Cómo será nuestra vida después de descubrir nuestra verdadera identidad? y ¿cómo sabremos para qué estamos en el mundo?

Preguntémonos ahora:
Maira Fuencisla Rodríguez
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- ¿qué pasaría si en lugar de rumiar constantemente nuestros problemas nos distanciaremaos de ellos y comenzaramos a observalos en calma, sin nombrarlos, juzgarlos o etiquetarlos?
- ¿Qué pasaría si dejando a un lado las palabras nos quedaramos exclusivamente con los hechos sin dejarnos enredar en aquello que nada aporta? ¿Estaríamos en capacidad de sacarnos la flecha?
Maira Fuencisla Rodríguez
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