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Paz del corazón versus paz de los convenios

La Paz que surge de convenios es tan débil que puede ser fácilmente abatida por cualquier viento huracanado o por agendas ocultas de las partes en conflicto. Como en el pasado, dijera Golda Meir: “Nosotros decimos paz, y el eco nos vuelve del otro lado diciéndonos guerra.” Y es que al parecer, en el trascurso de la historia, cada quien parece tener su propia perspectiva de lo que significa la paz.  En su tiempo, Juan XXIII, expresó que la Paz “no puede establecerse ni consolidarse sino se respeta fielmente el orden establecido por Dios”. Y ya sabemos y experimentamos, con cuanta ligereza se hace caso omiso de dicho orden natural....

Nos preguntamos ¿cómo  se puede aspirar a la Paz cuando hay hambre? ¿o viviendo en competencia? ¿o cuando persistimos en la intolerancia religiosa, ideológica o de cualquier otra índole? ¿o cuando nos corrompemos por dinero o por poder? ¿cómo pretendemos lograr la Paz resolviendo los problemas unicamente desde sus síntomas y no desde las causas que las originan?

Desde la perspectiva de Yoko Ono, escritora japonesa, "el mundo está lleno de violencia y no puedes cerrar los ojos a esa realidad. Hay que confrontarla porque solo conociéndola la puedes cambiar. Es imposible transmutarla si la desconoces. Si no comprendemos la verdad del mundo jamás tendremos paz, pues esa paz mundial que deseamos está basada en una cierta consciencia del mundo mismo".

Los convenios, las firmas pueden representar un primer paso, un destello de la consciencia que empieza a comprender sus torpezas del pasado. Pero solamente cuando nuestro amor sea una realidad, conoceremos el verdadero significado de la Paz. Y ello es así porque la Paz no es algo que se pueda negociar sino que surge espontáneamente del corazón de los seres humanos evolucionados. Como expresara Ghandhi “no hay caminos hacia la paz, la paz es el camino”

Maira Fuencisla Rodríguez

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