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Actitudes frente a los enemigos

Por lo general consideramos que tenemos que destruir a aquellos que nos adversan ya sea mediante las palabras o bien por la fuerza fìsica. Nuestro enojo hacia a ellos puede alcanzar tales dimensiones que de no moderar nuestros impulsos podríamos ocasionar males mayores. Hay, sin embargo, otra manera de percebir a nuestros enemigos:

Aristófanes, escritor griego, consideraba que podemos aprender mucho de nuestros enemigos. Y es que si los observamos con atención podremos darnos cuenta no solamente de sus estrategias de ataque sino de aquel resquicio de verdad que también puede estar presente en ellos aunque nos resistamos a reconocerlo. Por otra parte, a través de ellos, podemos también llegar a darnos cuenta fidedignamente de nuestras reacciones, ya sean de ira, odio ó repulsión, en fin de todo aquello que está presente en nuestros espacios obscuros. 

El Dalai Lama lo expresba de la siguiente manera: Se dice que nuestro enemigo es nuestro mejor maestro. Al estar con un maestro, podemos aprender la importancia de la paciencia, el control y la tolerancia, pero no tenemos oportunidad real de practicarla. La verdadera práctica surge al encontrarnos con un enemigo.

A su vez, Abraham Lincoln tenía su propio método. En cierta oportunidad, alguien le preguntó por qué razón se expresaba siempre con amabilidad de sus enemigos en lugar de destruirlos sin contemplaciones. Lincoln, sin inmutarse respondió: ¿acaso no los destruyo al convertirlos en mis amigos? 

¿Dificil de concebir semejantes conductas? Como siempre, a tí te corresponde sacar tus propias conclusiones.

Maira Fuencisla Rodríguez

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