
Pasamos delante de los árboles, de las montañas, de las flores y de los ríos y sencillamente no los advertimos. Es como si no significaran nada para nosotros. Buscamos "los milagros" en hechos insólitos, que nos saquen de nuestro habitual adormecimiento. Y se nos olvida que “el milagro” es la vida misma. Sin embargo, los científicos cuanto más descubren sus intimidades, más bellos son los designios que se les revelan.
Albert Einstein, se daba cuenta de la importancia y de la necesidad de maravillarnos ante la creación. En su libro el "El Mundo tal como yo lo veo" expresa lo siguiente:
"La cosa más hermosa que podemos experimentar es el sentido de lo misterioso. Es la emoción fundamental del verdadero arte y el origen de la verdadera ciencia. Quien no lo conoce, quien ya no puede maravillarse, quien ya no es capaz de sentir asombro puede decirse que es como un cirio apagado".
"La cosa más hermosa que podemos experimentar es el sentido de lo misterioso. Es la emoción fundamental del verdadero arte y el origen de la verdadera ciencia. Quien no lo conoce, quien ya no puede maravillarse, quien ya no es capaz de sentir asombro puede decirse que es como un cirio apagado".
Todos podemos convertirnos en investigadores del gran misterio de la vida el cual nos guiará a descubrir las maravillosas relaciones de armonía y equilibrio que la Naturaleza teje constantemente.
Maira Fuencisla Rodríguez
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