Vivir una vida saludable en medio de las grandes ciudades con sus ruidos, su contaminación y sus múltiples problemas resulta una tarea complicada, sin embargo, siempre hay algo que podemos hacer para evitar que todo ello nos supere. Por ejemplo:
2. Reflexionar con serenidad sobre nuestras reacciones habituales ante los problemas. ¿Cómo reaccionamos habitualmente? ¿Con ira, miedo, desesperanza? ¿Cuáles son nuestros mecanismos de defensa más habituales? ¿las justificaciones, la negatividad, la proyección de nuestros sentimientos en los demás?
3. A continuación, preguntémonos: ¿qué podríamos hacer para reaccionar de otra manera? ¿tal vez podemos percibir la situación desde otro punto de vista? ¿de qué recursos disponemos? ¿qué opciones son posibles?
4. También puede resultar de gran ayuda aprender a observar nuestros problemas de manera disociada, como si fuéramos simples espectadores que estuvieran contemplando una película. Simplemente observarlos durante el tiempo que sea necesario sin las reacciones habituales. Simplemente observar en silencio, a la distancia, hasta que la calma surja nuevamente. De esa manera, estaremos propiciando el desarrollo de una mente meditativa.
5. Acercarnos a todo aquello que nos motiva, que nos produce interés y alegría. Puede ser la compañía de amigos o familiares, un paseo a la naturaleza, la lectura de un buen libro o ver una película motivadora. Busca todo aquello que te alienta y aléjate de todo quello que disminuye tu buen estado de ánimo.
6. Procurarnos todos los días algunos instantes para soltar los problemas, el quehacer incesante, el ruido de nuestra mente para experimentar unicamente el “Ser” que somos, la vida que fluye en nosotros y que con tanta frecuencia olvidamos.... y que como expresara John Lennon: “la vida es aquello que pasa mientras estamos distraídos haciendo otra cosa”
Maira Fuencisla Rodríguez
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